miércoles, 25 de abril de 2007

Peña Pedro
C.I: 14.022.750





Se podría decir que los insectos comen de todo: jugo de las hojas, frutas, granos, larvas de otros insectos, carne, materia en descomposición, basura o madera.
También existen insectos parásitos, ¡muy peligrosos!, que se alimentan de la sangre que chupan de los animales y del hombre, como las chinches y los piojos, que a menudo son portadores de graves enfermedades. Ciertas moscas inoculan sus huevos bajo la piel de las personas, y sus larvas se alimentan de la sangre y la piel.


El apetito de algunos insectos no tiene límites, como el piojo de los libros. Una colonia de estos pequeños "hambrientos de cultura" puede almorzarse una biblioteca en un dos por tres. Y ya te deben haber platicado de las marabuntas, las temibles hormigas de África y del Amazonas; un "regimiento" de ellas es capaz de devorar un caballo vivo. Larvas, como las del "escarabajo de San Juan", se pasan tres años debajo de la tierra antes de convertirse en ninfas, y se dan verdaderos atracones de hongos y raíces.









Como puedes apreciar, el mundo de los insectos da para todo. Hay insectos que son útiles para el hombre y otros decididamente dañinos. Nos prestan sus buenos servicios: la abeja con su miel, las larvas de ciertas mariposas con su seda (S), las mariquitas que destruyen a los pulgones asoladores de cosechas y tantos otros.








Además, la mayoría de los insectos contribuyen al equilibrio y desarrollo de la naturaleza.



Algunos participan en la polinización de las plantas (P),
y otros nos sirven de alimento, como los gusanos del maguey, los chapulines y los famosos "jumiles".



Nuestros antepasados aprovecharon ciertas sustancias que secretan algunos insectos. Tal es el caso del "aje" o "axin", insecto muy pequeño que produce un jugo grasoso.
Con él se preparaban barnices para colorear jícaras y objetos de madera.
Lo mismo sucedía con la "cochinilla del nopal", sólo que a ésta se la utilizaba para teñir telas.

Las moscas, las chinches, las pulgas, la langosta, son enemigos declarados del hombre. ¿Has oído hablar de la mosca tse-tsé? Pues ella es portadora de la enfermedad del sueño. Muchos insectos, convertidos en plagas, dañan la naturaleza. Muy temido es el escarabajo de la harina que, si no se lo controla, nos puede dejar sin trigo. Para combatir esta clase de insectos dañinos, el hombre ha inventado los insecticidas.


Pero los insecticidas, que fueron mortales para algunas especies, hoy sólo les causan estornudos, de manera que desde hace unos años se intenta controlar las plagas con otros insectos que se alimentan de estos insectos dañinos.

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