C.I: 16.039.366
En las antenas están los sentidos del tacto y del olfato de los insectos. Por lo general los insectos poseen dos antenas, excepción hecha de aquellos individuos que por ser inmaduros o por haber sufrido algún accidente carecen de una o incluso de los dos apéndices antedichos. Como ocurre en casi cualquier otro órgano de los insectos, existen numerosas adaptaciones y variantes, incluso dentro de la misma especie (en numerosos casos, se da un diformismo sexual consistente en que el macho presenta unas antenas plumosas (o más plumosas) que las hembras, y que les sirven para localizar a estas por el rastro de feromonas que emiten).
El tórax está formado por tres segmentos que, nombrados de delante atrás, se llaman protórax, mesotórax y metatórax. Es en el tórax donde se hallan las patas y las alas del insecto en el caso de existir.
Como veremos más adelante, las alas son la característica que más se emplea a la hora de clasificar a un insecto. Así, son muchos los grupos de insectos que reciben su nombre del tipo de alas que poseen: los lepidópteros (mariposas) son los que tienen alas escamosas, los coleópteros (escarabajos) son los que tienen cubrealas duros, los dípteros (moscas y mosquitos) son los que tienen dos alas,...
Es curioso que los insectos tengan alas, y, sin embargo, a la mayoría de las personas les parece de lo más normal. Aves y murciélagos han desarrollado alas a partir de estructuras anteriores que se han adaptado al vuelo.
Evolutivamente no puede surgir por una mutación un órgano tan complejo como puede ser un ala; así pues ¿cual era y para qué servía la estructura primitiva que ha dado lugar a las alas de los insectos?
Se han efectuado hipótesis sobre si la función de esas protoalas podría ser la de la estabilidad en el salto o presentar una minúscula superficie planeadora a la hora de caer. Sin embargo, experimentos hechos con modelos a escala revelan que las estructuras primitivas que pudieron surgir por mutación no sirven para estas funciones más de lo que sirve, por ejemplo, una pata.
Una vez llegados a este punto hemos de encontrar el posible beneficio que representaba que una protoala se fuera desarrollando por selección natural, porque de lo contrarío no habría pasado de una mera mutación sin importancia y por tanto, destinada a desaparecer.
Es ahora cuando nos encontramos con otras hipótesis de trabajo que indican que las protoalas podrían tener una función termorreguladora. Los experimentos confirman esta hipótesis y descubren unos datos interesantes: cuando (por efectos de tamaño) se estaciona la función termorreguladora de las alas y, por tanto, no habría ninguna razón para que siguieran creciendo, empieza a notarse un verdadero aumento de la función que actualmente desempeñan, creciendo esta con el tamaño: la capacidad para el planeo y, más tarde, para el vuelo.
En cuanto a las patas, decir tan solo que están formadas por la coxa, el trocánter (en algunos casos también trocantelo), el fémur, la tibia y el tarso, aunque algunas de estas piezas se pueden fusionar dependiendo de si se trata de una pata "típica" o si está especializada en alguna función.
Como veremos más adelante, las alas son la característica que más se emplea a la hora de clasificar a un insecto. Así, son muchos los grupos de insectos que reciben su nombre del tipo de alas que poseen: los lepidópteros (mariposas) son los que tienen alas escamosas, los coleópteros (escarabajos) son los que tienen cubrealas duros, los dípteros (moscas y mosquitos) son los que tienen dos alas,...
Es curioso que los insectos tengan alas, y, sin embargo, a la mayoría de las personas les parece de lo más normal. Aves y murciélagos han desarrollado alas a partir de estructuras anteriores que se han adaptado al vuelo.
Evolutivamente no puede surgir por una mutación un órgano tan complejo como puede ser un ala; así pues ¿cual era y para qué servía la estructura primitiva que ha dado lugar a las alas de los insectos?
Se han efectuado hipótesis sobre si la función de esas protoalas podría ser la de la estabilidad en el salto o presentar una minúscula superficie planeadora a la hora de caer. Sin embargo, experimentos hechos con modelos a escala revelan que las estructuras primitivas que pudieron surgir por mutación no sirven para estas funciones más de lo que sirve, por ejemplo, una pata.
Una vez llegados a este punto hemos de encontrar el posible beneficio que representaba que una protoala se fuera desarrollando por selección natural, porque de lo contrarío no habría pasado de una mera mutación sin importancia y por tanto, destinada a desaparecer.
Es ahora cuando nos encontramos con otras hipótesis de trabajo que indican que las protoalas podrían tener una función termorreguladora. Los experimentos confirman esta hipótesis y descubren unos datos interesantes: cuando (por efectos de tamaño) se estaciona la función termorreguladora de las alas y, por tanto, no habría ninguna razón para que siguieran creciendo, empieza a notarse un verdadero aumento de la función que actualmente desempeñan, creciendo esta con el tamaño: la capacidad para el planeo y, más tarde, para el vuelo.
En cuanto a las patas, decir tan solo que están formadas por la coxa, el trocánter (en algunos casos también trocantelo), el fémur, la tibia y el tarso, aunque algunas de estas piezas se pueden fusionar dependiendo de si se trata de una pata "típica" o si está especializada en alguna función.
En el abdomen se hallan los aparatos genitales y el ovopositor, que algunas veces se halla muy desarrollado (saltamontes, grillos) y otras, de lo que darán fe aquellos incautos que hallan molestado a una abeja o a una avispa, se ha convertido en un aguijón. No suele haber apéndices en el abdomen, aunque éste puede terminar en varios cercos.
En cuanto a la anatomía típica de los insectos daremos a continuación un breve paseo por los sistemas y aparatos más importantes de estos artrópodos.
i Aparato respiratorio: los insectos respiran por traqueas. Una traquea es una invaginación del ectodermo llena de tubos finos llamados traqueolas. Algunas larvas e insectos acuáticos poseen branquias traquéales (= traqueobranquias), y otros han desarrollado una cámara respiratoria donde guardan el aire en sus inmersiones.
i Aparato circulatorio: Se trata de un aparato circulatorio abierto o lagunar, con un solo vaso sanguíneo dorsal y un corazón. Está lleno de hemolinfa, que es, aproximadamente, el equivalente de nuestra sangre y nuestra linfa; aunque tenemos que tener claro que el sistema circulatorio de los insectos no se emplea para el intercambio gaseoso con los tejidos, función esta que realiza por sí solo el aparato respiratorio.
i Sistema nervioso: Está formado por un ganglio supraesofágico, que hace las veces de cerebro, y una cadena ganglionar ventral.
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